Extractivismo sin fronteras: siguen los incendios en Brasil, Bolivia y Paraguay

La quema de bosque y selva nativa para expandir la frontera agropecuaria sigue su curso en América del Sur, ya fuera del foco de atención de los líderes mundiales. En Brasil, el país que por escala más quemas padece _según información del Instituto de investigación espacial brasileño (INPE)- el fuego a mediados de septiembre sigue vivo en 42 áreas protegidas y en 53 territorios indígenas, un incremento desde la última medición del 4 de septiembre. Según puntualizaron desde Greenpeace, en agosto pasado se quemó cuatro veces más de superficie que en agosto de 2018.
Desde esa organización repitieron que, al igual que en Argentina, la expansión de la frontera agropecuaria para ganadería y soja principalmente está fomentando las políticas de deforestación y quema de los bosques en toda la región.

Paraguay y Bolivia

Tal como ocurre en Brasil durante los últimos días se reactivaron los focos de incendios en ese país. Ante esta situación la Organización Mundial de Conservación (WWF por sus siglas en inglés) pidió declarar el estado de emergencia nacional para canalizar los recursos necesarios para luchar contra el fuego.

En Bolivia los incendios han arrasado hasta ahora 2 millones de hectáreas de bosques y pastizales tras siete semanas de actividad causando estragos en la flora y la fauna del lugar, según informó la agencia France Presse. El departamento oriental de Santa Cruz, epicentro de la economía agropecuaria boliviana, es el más castigado por el fuego forestal. La gobernación local declaró el alerta roja la primera semana de agosto ante un inusual incremento de focos de fuego por la quema de pastizales para la siembra.

La quema de campos de cultivo, que recibe el nombre de “chaqueo”, es una práctica que según algunos expertos se realiza desde la época de la colonia, con la creencia de que la ceniza mejora la calidad de la tierra. Se hace con el fin de limpiar terrenos para la siembra y recuperar pastizales para el alimento del ganado.

Los ambientalistas culpan a normas promulgadas bajo el gobierno de Evo Morales de incentivar la quema de bosques y pastizales para ampliar la frontera agrícola, pero el oficialismo atribuye estos incendios al clima seco, a los vientos y a personas que actúan de manera intencionada.