Por: Jorgelina Hiba
La contaminación del aire en Rosario durante mayo superó valores tolerados al menos durante la tercera parte de los días del mes, como consecuencia del humo emanado por los focos de incendio en las Islas del Paraná. Así se desprende de un informe de la UNR que señala que “los días 8, 12, 16, 17 y 24 de mayo se detectaron incendios en la zona y hubo un incremento notable en la cantidad de material particulado”.
“Lo más preocupante es que, a pesar de que el número de incendios fue bajo y ocurrieron lejos de la ciudad de Rosario, entre el 30 y el 40 % del total de días del mes los valores de PM2,5 (partículas finas) y PM10 (partículas gruesas) sobrepasaron los límites máximos establecidos por la Organización Mundial de la Salud”.
Los datos fueron filtrados para considerar sólo los incendios sobre la zona del humedal ubicada frente al cordón poblacional que va desde Villa Constitución hasta Granadero Baigorria.
Combo contaminante
El informe recuerda que “hace ya varios años” que, durante el invierno, los residentes de Rosario y alrededores “conviven con el humo y las partículas emitidas por las quemas en las islas del río Paraná”. La temporada de quemas comienza en mayo y termina a finales de agosto, antes de la llegada de la primavera.
El trabajo de la UNR puntualiza que, además de las quemas, existen otras fuentes de material particulado que “también contribuyen al deterioro de la calidad del aire”. Estas fuentes son las actividades industriales, las emisiones de los vehículos (principalmente a combustible diesel), la arena y otras menos frecuentes como la ceniza volcánica.
Los investigadores señalaron que las condiciones climáticas “influyen en la acumulación y propagación de la contaminación producida por los incendios en las islas”, por lo que es clave contar con información meteorológica para prevenir la propagación de los incendios.
Impactos en la salud
Está claro que las quemas no solo impactan sobre la fauna y flora del lugar y que también afectan la salud humana de quienes viven en zonas cercanas debido al exceso de material particulado (PM) que se propaga por el aire. Los incendios emiten una mezcla de gases y partículas que quedan en suspensión en el aire que se clasifican de la siguiente forma: PM2,5 o partículas finas y y PM10 o partículas gruesas.
“Las PM2,5 viajan por el sistema respiratorio hasta depositarse en los alvéolos pulmonares e incluso pueden llegar al torrente sanguíneo. Estas partículas finas pueden producir ciertos tipos de infartos, cáncer de pulmón y reducen la esperanza de vida de las personas” explicaron los científicos de la universidad rosarina.
El trabajo fue elaborado por Rubén Piacentini (IFIR/CONICET/UNR), Adriana IpiÑA (FCFM/UANL), Florencia Victoria Gomez Fava (FCEIA/UNR), Adelina Andrea Navarro (FCEIA/UNR), Gamaliel López-Padilla (FCFM/UANL) y Brian Segovia y Jorge Giometti (SAT).