Mortandad de peces: calor, bajante y contaminación explican los episodios en el Salado

Por: Jorgelina Hiba

Un análisis de agua, sedimentos y tejidos hecho por el Laboratorio de Ecotoxicología de la UNL para rastrear las causas de la mortandad de peces en el río Salado entre noviembre y diciembre de 2020 halló “bajos niveles de oxígeno en el agua, debajo de niveles aceptables para la biota acuática”, una concentración de coliformes fecales “por encima del límite permitido” y rastros de agroquímicos en la cuenca estudiada.

El calor y la bajante en primera instancia, un combo que reduce la cantidad de oxígeno en el agua, son los elementos principales para entender el episodio de mortandad. Un escenario empeorado por la contaminación generalizada del agua por residuos fecales y de agroquímicos, otro dato clave que se desprende del informe realizado por pedido de la Procuración de la Corte Suprema provincial. Los análisis se realizaron en dos sitios del Salado a principios de diciembre en ejemplares de sábalo.

Agua sin oxígeno y contaminada

El informe destaca que los valores de pH obtenidos en ambos puntos “están dentro de aquellos señalados en el nivel guía para la protección de la vida acuática para agua dulce superficial”. En cambio, el estudio del oxígeno arrojó niveles muy bajos “inferiores a los límites aceptables para la biota acuática y para uso recreativo”. “Las mayores temperaturas se asocian a la disminución de la solubilidad del oxígeno disuelto” explicaron los científicos que elaboraron el informe (Rafael Lajmanovich, Paola Peltzer y Maximiliano A. Attademo).

Se registraron en ambos puntos valores mayores de coliformes que superaron los valores de los niveles guía nacionales de calidad de aguas. “La contaminación de tipo bacteriológico se produce por los desechos humanos y animales principalmente, ya que los agentes patógenos se encuentran en las heces, orina y sangre”, explicaron los investigadores, que descartaron contaminación por metales.

Plaguicidas en sedimentos y tejidos

En las muestras estudiadas no se detectaron plaguicidas en aguas superficiales. Sin embargo, en las muestras de sedimentos de las márgenes del Salado sí se obtuvieron valores detectables de glifosato y Ampa. Según los investigadores los valores hallados “se encuentran en relación de magnitud con los registrados por diversos investigadores en otras cuencas agrícolas argentinas”, y se explican sobre todo por el drenaje de agua de lluvia desde los campos hacia arroyos, ríos y lagunas.

En cuanto a los análisis en tejidos de los peces recolectados se detectaron en ambos puntos residuos de plaguicidas. En branquias e hígado de sábalo en uno de los dos sitios se halló herbicida 2,4 D así como clorpirifos, mientras que en el otro sitio sólo había clorpirifos en el animal.

“Por último y mas importante, se detectó la presencia en branquias e hígado de la especie estudiada residuos de un potente y letal insecticida organfosforado (OP)” señala el informe.

Los valores de residuos de clorpirifos registrados (30-80 ug/kg) en los peces recolectados durante la mortandad 2020 en el Río Salado, están en relación con los rangos hallados en peces de una de las cuencas más afectadas por la contaminación agropecuaria del país como lo es el Río Pergamino (zona núcleo de producción agroindustrial)