Ganadería, incendios e Hidrovía, algunas de las amenazas que sufre el Humedal del Bajo Paraná

Por: Jorgelina Hiba

Algunas se ven a simple vista, otras no. Las amenazas que pesan sobre el vasto Humedal que se despliega en el río Paraná entre las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires tienen que ver, en casi todos los casos, con los modos de producción desarrollados en la región en las últimas décadas.

Si bien la zona de Islas ubicada desde Diamante hacia el sur tiene, en general, características parecidas y problemas en común, la región comprendida entre Rosario y Victoria se ve afectada específicamente por al menos tres problemas principales: los incendios descontrolados de pastizales, el uso de tierras isleñas para hacer ganadería “a lo pampeana” y los efectos que el dragado de la Hidrovía Paraná/Paraguay y el intenso tránsito fluvial tiene sobre las costas de las dos orillas.

Estos datos se desprenden del “Inventario de Humedales de la Región del Complejo Fluvio-Litoral del Bajo Paraná” elaborado por la Fundación para la Conservación y el Uso Sustentable de los Humedales y Wetlands International, un trabajo que busca “aportar experiencia concreta para el desarrollo de inventarios de humedal en zonas de mosaicos de humedal”.

Amenazas y desafíos

El documento difundido por la Fundación Humedales puntualiza que la mayor amenaza para la buena salud del Humedal de la subregión que incluye Rosario viene por el lado de la “intensificación de obras de dragado y el incremento en la circulación de la Hidrovía”. Si se toma la franja de territorio que va hasta la provincia de Entre Ríos también aparecen la intensificación de la ganadería y los incendios.

En relación a esto último, señala como un elemento negativo “la ampliación de tierras endicadas para uso agrícola y ganadero que disminuye la capacidad de amortiguación de excedentes hídricos del sistema y restringe los flujos de agua”.

También destaca que en períodos de sequía “los incendios pueden abarcar grandes extensiones debido al volumen de biomasa pirógena”. Un fenómeno que “causa graves pérdidas por quema de los horizontes con mayor contenido de materia orgánica en los suelos”.

La caza indiscriminada de fauna silvestre y los desarrollos turísticos en las islas próximas a Rosario también son mencionados como problemas en la investigación.

Una biodiversidad única

El trabajo incluye un relevamiento de flora y fauna de la región. En relación a la vegetación, explica que si bien el conjunto de especies identificadas comprende más de 700 plantas vasculares “solo unas pocas constituyen la mayor parte de la biomasa vegetal”, con más del 80% de la superficie cubierta por comunidades de plantas herbáceas.

En relación a la fauna, el documento dice que “cincuenta especies de mamíferos han sido citados en la región” entre los cuales los más destacados son el coipo, el carpincho, el ciervo de los pantanos, el lobito de río y el gato montés sudamericano. También se mencionan más de 260 especies de aves no paseriformes, reptiles y 27 tipos de anfibios.

Un párrafo especial merecen los mosquitos, ya que el listado relevado incluye 32 especies de 7 géneros. “La región del Delta incluye 40 de las 59 (67,8%) especies citadas para las provincias de Buenos Aires y Entre Rios aunque solo ocupa el 1% de su zona”.

La zona disfruta de unas 200 especies de peces, un grado de biodiversidad que “es el soporte para la gran abundancia de aves, en particular la gran variedad de garzas”.

Valores ecosistémicos

Los Humedales son fuente de innumerables beneficios ecosistémicos, entre los cuales están garantizar un flujo lento y la disminución de la turbulencia del agua, la retención de agua, el almacenamiento de agua a corto y largo plazo y la regulación de la evapotranspiración.

Además, los diferentes procesos de regulación bioquímica mejoran la calidad del agua y la disponibilidad de agua dulce. Desde un punto de vista ecológico, la mayoría de las comunidades de plantas herbáceas del Delta son altamente productivas, secuestran carbono en el suelo y la biomasa ofrece producción de forraje para el ganado y especies silvestres de interés.

Por otra parte _señala la investigación_ la región es hábitat para peces de interés en la pesca deportiva durante todo el año y de grandes especies migratorias de valor comercial para la exportación, pescaderías y restaurantes.

Conservar es la tarea

El trabajo de la Fundación Humedales destaca que el complejo fluvio-Litoral del Bajo Paraná “no es una región prístina ya que tiene una larga historia de uso por parte de la población local”. Pero, a pesar de esto, la región todavía tiene una importante diversidad biológica y funcional “que debe preservarse”.

Uno de los problemas para avanzar en ese objetivo es que la superficie con categorías de conservación efectivas (como parques nacionales y otras unidades con planes de manejo) es de apenas 1% del territorio, por lo que “casi toda la superficie bajo alguna protección legal corresponde a tenencia de uso múltiple y mixta sin planes de manejo”.

La falta de protección legal efectiva expone aún más al territorio a muchas amenazas, entre las cuales aparecen las alteraciones del régimen hídrico para la infraestructura de energía y transporte; la implementación de modos de uso terrestre ganadero y agrícola en la zona; la construcción de diques artificiales y cambios en cursos y cuerpos de agua para ganadería, forestación, agricultura y turismo; el desarrollo urbano favorecido por la falta de planificación y códigos de construcción en entornos insulares; la caza furtiva de recursos naturales como  la carnada de peces, reptiles y mamíferos para el cuero, aves de compañía, leña; la propagación de especies exóticas invasoras y, por último, la intensificación de las actividades de transporte fluvial y portuarias vinculadas a la Hidrovía Paraná-Paraguay.