El río sin agua: el Paraná se acerca a una bajante nunca registrada

Por: Jorgelina Hiba

De Humedal a campo. Así se ve gran parte del paisaje del valle de inundación y las islas del Delta del río Paraná, el gigante que nace en Brasil y desemboca en el río de la Plata. Desde hace dos años, una bajante histórica por lo prolongada y pronunciada ha reducido su caudal a niveles históricos y promete ir hacia un extremo aún más marcado, según estimaron especialistas del Instituto Nacional del Agua (INA) y de la UNL.

“Es alta la probabilidad de un agravamiento de la bajante en el río Paraná. Con la tendencia prevista, todo el tramo del río Paraná en territorio argentino alcanzaría niveles de similar orden a los registrados en el año más bajo de la historia registrada: 1944”. Eso dice el último informe del INA, que además descarta que haya una “mejora sensible” en los próximos meses.

La lupa estará puesta en julio, un mes que se espera “especialmente crítico”, con alturas esperadas en los puertos de Santa Fe y de Rosario para el 22 de junio de 0,40 y 0,15 m, respectivamente, con una disminución mayor aún para finales de mes para estacionarse en 0,25 y 0,00 metros. Esto significa que la falta de agua afectará “todos los usos del recurso hídrico, especialmente la captación de agua fluvial para consumo humano”.

Un fenómeno histórico

En un informe reciente de la UNL, el docente e investigador de la facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas Carlos Ramonell afirmó que “hay bajante para rato”. “Los caudales y niveles mínimos del Paraná, aguas abajo de Corrientes, se producen en agosto y septiembre, incluso en octubre. Si consideramos que estamos en junio, todo indica que los caudales y niveles bajos de esos meses serán más acentuados que los actuales, los cuales a su vez son inferiores a los registrados el año pasado en esta época”.

Para Ramonell, esta bajante es el resultado de una tendencia que comenzó a manifestarse muy incipientemente en 2018. “En 2018 tuvimos condiciones de aguas bajas por un tiempo, pero poco significativas. En 2019, estas condiciones fueron más prolongadas; en 2020 se acentuaron y este año se espera que se vuelvan más severas”.

Impactos en el paisaje

La bajante del río Paraná ya tiene muestra impactos geomorfológicos en el paisaje, que en muchos sectores fue mutando de ambientes lagunares a isleños. En la comunicación de la UNL, Ramonell señala que la bajante se tradujo en sedimentaciones generalizadas y  cegamientos completos en brazos secundarios alimentados directamente por el cauce principal del Paraná. Esto se verifica en la ciudad de Santa Fe y zonas aledañas, y en general en todo el cauce del río.

Estos impactos geomorfológicos “obligan a repensar el ordenamiento territorial, no solamente desde el punto de vista paisajístico, sino también en relación a los múltiples usos que la sociedad hace de estos ambientes naturales”. El investigador explicó que, por ejemplo, el avance del delta del arroyo Leyes “representa un aumento de la planicie aluvial del río, formando islas que suelen ocuparse para uso ganadero”.

En este sentido, Ramonell agregó: “desde el año pasado, la bajante nos empezó a dar una nueva  oportunidad de cambiar la forma que tenemos, como sociedad, de relacionarnos con el río. Un año después, quizás muy  influidos por la pandemia, es evidente que aún no hemos logrado este cambio”.