Detrás de gauchos y veganos asoma el debate sobre el modelo agroindustrial argentino

Por: Jorgelina Hiba

Las impactantes acciones de grupos veganos y ambientalistas como Greenpeace durante la semana pasada, mientras tenía lugar en Buenos Aires la exposición Rural de Palermo, obligan a poner el foco del análisis en la forma de producción agropecuaria adoptada por Argentina en las últimas décadas: los cambios en el uso del suelo por la extensión de la frontera productiva tanto para cultivos como para ganadería vienen asociados a una alta tasa de deforestación, erosión y pérdida de biodiversidad. Todos elementos que a la luz de la acelerada crisis climática que atraviesa el planeta (y la región) son imposibles de dejar de lado.

En las últimas semanas nuevos datos refuerzan la urgencia de encarar cambios estructurales para evitar ir hacia un colapso climático con consecuencias serias sobre la salud, el ambiente y la producción: por un lado julio pasado está entre los meses más cálidos jamás registrados a nivel global, superando la marca de julio de 2016. Todos los récords de temperatura se acumulan en los últimos años y ya nadie dentro de la comunidad científica pone en duda que la Tierra se está calentando.

Por otra parte el último informe sobre cambio climático y uso de la tierra elaborado por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) señala de forma contundente que ya no alcanza con reducir las emisiones de autos y fábricas para evitar la crisis climática, y que los esfuerzos deberán concentrarse en cambiar la manera de usar los suelos y la forma de producir alimentos.

La cuota argentina

Argentina tiene mucho que revisar en ese sentido: según el último inventario de gases de efecto invernadero realizado por el gobierno nacional el sector agroindustrial explica el 40 por ciento de las emisiones del país. La mitad de ese 40 por ciento corresponde a la ganadería ya que las vacas son grandes emisoras de metano, uno de los gases que provoca el efecto invernadero.

El nuevo informe del IPCC pone el acento en el uso de los suelos y destaca que el consumo de carne deberá reducirse para disminuir la producción de metano. En ese punto aparece una recomendación que hace temblar la tradición local de amor a la carne vacuna, ya que los científicos señalan la urgencia de ir hacia dietas alimentarias donde las verduras sean preponderantes.

También sugiere cambios en el uso de la tierra que incluyan “mejor acceso a los mercados, empoderar a las mujeres agricultoras, ampliar el acceso a los servicios agrícolas y fortalecer la seguridad de la tenencia de la tierra”. Una dirección opuesta a la que lleva el modelo agroindustrial pampeano, cada vez más tendiente a la concentración de tierras y la desaparición de unidades de producción pequeñas y medianas según muestran los resultados preliminares del último Censo Agropecuario nacional.