Humedales: las “máquinas biológicas” de la naturaleza santafesina

Por: Jorgelina Hiba

Hasta hace poco tiempo los Humedales eran considerados territorio de enfermedad y alimañas. Tierras improductivas e impenetrables que había que “civilizar” con desarrollos económicos que las hicieran rentables. Gracias al esfuerzo de científicos, académicos, dirigentes de comunidades locales y organizaciones civiles cada vez se conoce más sobre sus innumerables beneficios ecosistémicos, su potencial como lugares de turismo internacional y su poder de entregar belleza y calma al que se toma el tiempo de observar.

Esta percepción basada en información debe servir para poder avanzar en normativas y planes de ordenamiento ambiental que protejan y potencien estas tierras dominadas por los pulsos de agua que cubren aproximadamente una quinta parte de la Argentina.

Ese fue uno de los ejes de trabajo del Primer Foro Argentino de Humedales organizado por la Municipalidad de Villa Ocampo, un encuentro valiosísimo que funcionó como espacio de debate y conocimiento sobre estos territorios que aportan beneficios ecosistémicos únicos y ayudan mitigar los efectos del cambio climático.

Santa Fe, que además de tener 700 kilómetros de costas fluviales sobre el Paraná cuenta con sistemas de lagunas y bajos en buena parte de su territorio, tiene todo para ganar en un nuevo paradigma en el cual conservación y producción no son necesariamente antagonistas siempre que se avance sobre reglas claras que permitan que el paisaje sea resiliente, y no resistente a la intervención humana.

Un abanico de beneficios

Los Humedales son áreas que permanecen en condiciones de inundación durante períodos considerables que varían a lo largo del tiempo. Cuentan con vegetación acuática y suelos hídricos, están marcados por una gran variabilidad y se mantienen conectados con otros sistemas.

A medida que se avanzó en su estudio y conocimiento se pasó de una visión negativa a una positiva, ya que entre sus múltiples beneficios sirven para regular inundaciones, retener los pulsos de agua y mejorar su calidad al tener propiedades descontaminantes. También son hábitat de una enorme biodiversidad, una “infraestructura natural” que en Argentina cubre alrededor de cinco millones de hectáreas que albergan un total de 23 sitios Ramsar.

La provincia disfruta de tres Humedales de rango internacional o “sitios Ramsar”: el Jaaukanigas en el norte, el Delta del Paraná en el centro-este y la laguna de Melincué en el sur.

El Jaaukanigás, una “máquina biológica”

Roberto Bó, de la Fundación Humedales y del grupo de investigación de Ecología de Humedales de la UBA, señaló que estos ecosistemas deben ser conservados “en un sentido amplio e integrador” que vaya más allá de la ecología, ya que son entramados socioambientales que tienen que, más allá de su naturaleza riquísima, hacen a la cultura y a la identidad de las regiones que los albergan.

Además, los Humedales son además lugares de “altísima productividad biológica” por la concentración de biodiversidad que presentan y su conectividad, a través de los cursos de agua, con diferentes ecorregiones.

El Jaauakanigás, según puntualizó el experto, está entre los más productivos y diversos del mundo. “Los grandes ríos como el Paraná son corredores biológicos donde conviven una cantidad increíble de especies y ayudan a moderar el clima”. “Los sistemas de Humedales del Litoral son muy productivos y muy biodiversos”, resumió.

También expresó que, para mejorar la sustentabilidad de estos sistemas, es muy importante generar más y mejor interacción con diferentes actores sociales y generar información científica que ayude a mejorar la toma de decisiones políticas.