Jaaukanigás: estiman que se quemaron hasta el 70% de pastizales y selvas del Sitio Ramsar

Por: Jorgelina Hiba

La situación no cambió nada en el norte de Santa Fe en relación a los incendios que desde hace meses arrasan con el sitio Ramsar Jaaukanigás, un humedal de rango internacional único en su tipo que ocupa casi medio millón de hectáreas (una superficie que equivale a la cuarta parte del Delta) en el extremo noreste de la provincia. Según datos de la municipalidad de Villa Ocampo, en lo que va del año ya hubo casi 11 mil focos de calor, con un pico durante agosto de 2.300 incendios.

Desde esa municipalidad destacaron que es difícil hacer un cálculo de superficie quemada ya que buena parte de ese territorio son ríos, lagunas y bañados. Pero en la parte de pastizales y selvas la destrucción es altísima con hasta un 80% del territorio afectado por el fuego. “La situación es la misma desde hace meses ya que se viene prendiendo fuego de forma intencional tanto para manejo de pasturas para ganado como pescadores y cazadores que ingresan al humedal” explicó Román Murzyla, secretario de Turismo de esa ciudad. La sequía y la bajante hacen el resto, ya que ante la ausencia de humedad en el suelo y con la mayoría de los cursos de agua secos las llamas se expanden sin cortafuegos naturales.

Incluso se quemaron partes de la reserva municipal El Pindó, lo que obligó a movilizar dotaciones de bomberos para evitar que que se destruyera la infraestructura turística del lugar, que incluye pasarelas y miradores de fauna. “La situación está igual desde hace meses, no se toma conciencia pero se han quemado muchísimos ambientes, en la zona de Puerto Ocampo ví muchas selvas en galería quemadas” relató el funcionario.

Impacto en fauna y flora

El impacto de las llamas también afectó con fuerza a la fauna de esa región: “se ve poca fauna con los incendios, el Sitio está perdiendo los hábitat de aves, carpinchos, zorros y yacarés. Muchos se han ido y otros directamente han muerto quemados, es una situación que da tristeza porque se están perdiendo árboles que tardan décadas en crecer”, puntualizó Murzyla.

Esto también impactará en la economía de la zona, abocada desde hace un tiempo al desarrollo del ecoturismo. “Los lugares no están indos para mostrar, todo está muy quemado, hay que esperar que la naturaleza y el Paraná vuelvan a volcar agua y a bañar el valle”, explicó.

El valle aluvial del Paraná tiene una riquísima avifauna acuática tanto residente como migrante constituida por unas 71 especies pertenecientes a 15 familias. Muchas de estas especies están representadas con altas densidades poblacionales que superan ampliamente el valor de 20.000 individuos.