Intiman a Prefectura a controlar el agua de lastre de buques cerealeros

Tras la intimación de la Justicia para que Prefectura realice controles periódicos y eficientes al agua de lastre de los buques transoceánicos que llegan a la región el abogado ambientalista Enrique Augusto Zárate intimó a esa dependencia nacional a que acate la sentencia de junio pasado e informe de manera pública sobre las medidas instrumentadas así como la cantidad de busques inspeccionados y los resultados encontrados para evitar la  introducción de especies exóticas.

Desde finales de los años 90, cuando se multiplicó el ingreso de barcos provenientes de Asia de la mano del boom de commodities agrícolas, la cuenca del Paraná se pobló de mejillones dorados chinos, una plaga introducida en el agua que -de manera incorrecta- los buques recambian ya dentro del sistema del Delta, cuando debería hacerse en alta mar para evitar el traslado de especies exóticas de un continente al otro.

En diciembre de 2016 la sala B de la Cámara Federal de Rosario resolvió ordenar a la Prefectura Naval Argentina —bajo apercibimientos de ley— que mejore la cantidad y calidad de los controles a los buques respondiendo así a un expediente impulsado por Zárate quien desde 2013 le pedía a la Justicia que investigara las causas de la contaminación por bivalvos constatada en el río Paraná por diferentes estudios.

Si bien el Estado apeló la decisión de esa Cámara, en junio del año pasado la Corte falló a favor de la resolución de la Cámara, por lo que quedó firme esa sentencia que intimaba a Prefectura a hacer los debidos controles e informar sobre sus resultados, algo sobre lo cual aún no hay información. Eso llevó a que Zárate presentara hace dos semanas un oficio ante esa policía fluvial para que acatara de manera efectiva la sentencia.

En el Convenio de Londres —ratificado por ley 27.011— se establece que el recambio de las aguas de lastre debe hacerse a por lo menos 200 millas marinas de la tierra más próxima y en aguas de 200 metros de profundidad como mínimo.

Del nivel alcanzado por este tipo de contaminación, que ya cubre toda la cuenca del Paraná desde el río de la Plata hasta el Amazonas, se desprende “con claridad” que la Prefectura Naval Argentina “realizó un deficiente o insuficiente control del agua de lastre de los barcos que ingresan a nuestro territorio proveniente de otros países”.