Nota publicada en Aire de Santa Fe
Por: Jorgelina Hiba
A la postal de fuego y humo que desde hace semanas caracteriza al paisaje del humedal del Delta del Paraná se suma otra escena trágica, que muchas veces pasa desapercibida: la de los animales, mamíferos en su mayoría, que resultan atropellados por los vehículos que transitan la ruta Rosario/Victoria, una de las zonas más afectadas por las quemas.
Para llamar la atención sobre ese problema y reclamar acciones urgentes para solucionarlo, desde la organización ambientalista Mundo Aparte -con el apoyo de decenas de organizaciones socioambientales de la región- elevaron un pedido urgente al gobierno nacional para que se declare el estado de emergencia ambiental en la ruta nacional 174 que une las provincias de Santa Fe y Entre Ríos. “La zona es protagonista de un ecocidio sin precedentes con miles de hectáreas arrasadas por fuegos intencionales, una sequía histórica y un pronóstico meteorológico nada favorable para las próximas semanas”.
Emergencia ambiental
Desde Mundo Aparte explicaron que los animales son expulsados de su hábitat natural por el fuego, a lo que se suma que los conductores tienen una visibilidad reducida por el humo, lo que lleva a que esa ruta sea en estos días “un peligro para la seguridad vial y un atentado terrorista para la fauna de la región”.
Los incendios ponen en relieve, además, la total falta de criterios ambientales bajo los cuáles se construyó esa traza vial, a pesar de atravesar 60 kilómetros de un área natural protegida según la propia legislación entrerriana. “Otro agravante es la falta de pasafaunas en el diseño de la traza, lo que obliga a los animales a cruzar por la calzada”.
En base a todos esos elementos, desde esa organización piden que diferentes actores estatales consideren declarar la emergencia ambiental según al menos tres escenarios. El primero es la emergencia ambiental “nivel 3” cuando haya un foco activo a menos de 10 kilómetros de la traza vial. En ese caso, se sugiere reducir a la mitad la velocidad máxima permitida con controles de radares y multas para los incumplidores; prohibir el sobrepaso: entregar folletería con recomendaciones en las cabinas de peaje; prohibir detenerse en retornos ni banquinas y finalmente multar a cazadores y pescadores que utilicen la traza vial como acceso a las islas.
Un segundo nivel llamado “emergencia ambiental nivel 2” implicaría que, cada vez que haya un foco activo a menos de 5 kilómetros de la ruta, a todo lo anterior se sumen escoltas de gendarmería, Vialidad o bien del concesionario para acompañar a los conductores durante todo el recorrido, tanto para garantizar la protección vial como para cuidar a la fauna del lugar.
Finalmente, la “emergencia ambiental nivel 1” se establecería cuando haya focos activos a menos de 1 kilómetro de la traza, con la sugerencia que en esos casos “se prohíba la circulación hasta que se logre extinguir el foco de incendio en cuestión”.
Un problema viejo como la ruta
La falta de criterios ambientales en la construcción de esta ruta que comenzó a operar en el año 2003 llevó a que, en varias ocasiones, diferentes organizaciones socioambientales de la región le pidieran tanto al Estado como a la empresa que tiene la concesión de la traza (Caminos del río Uruguay) acciones para concientizar a los conductores sobre la riqueza natural del lugar.
En el 2017, desde el OCCOVI (Órgano de Control de las Concesiones Viales) se respondió favorablemente a una exhortación hecha desde la Defensoría del Pueblo de la Nación que reclamaba medidas a implementar en esa misma ruta para evitar el atropellamiento de fauna silvestre. Si bien en ese año la problemática para los animales era la creciente del río en lugar del fuego, las consecuencias eran muy similares “y las medidas necesarias para evitar atropellamientos, prácticamente idénticas”, recordaron desde Mundo Aparte.