Por: Jorgelina Hiba
Un prolongadísimo período de escasas lluvias en las zonas altas de la cuenca del Plata explican la actual bajante del río Paraná, que desde hace meses atraviesa una situación de bajo caudal que se agravó en los últimos días para llegar a medir, a la altura de Rosario, 1,20 metros a principios de esta semana. La falta de agua también es visible en los arroyos de la ciudad, como el Ludueña en el norte y el Saladillo en la zona sur.
Juan Borus, especialista del Instituto Nacional del Agua (INA) a cargo del monitoreo de la situación hidrometeorológica de la Cuenca del Plata, explicó en declaraciones radiales en radio Continental de Corrientes que “hay que empezar a acostumbrar a la tremenda variabilidad climática asociada al cambio climático”, que provoca “que podamos pasar de situaciones de bajante a crecientes en poco tiempo”.
¿Cómo impacta esto en todo el sistema? Quema de pastizales, intervención de maquinaria pesada en zona protegida del Humedal y presión pesquera (una actividad que quedó exceptuada de la cuarentena) son algunos de los ejes en los cuales vale la pena poner el foco.
La pesca, bajo la lupa
Ante la escasa presencia de agua en el cauce principal del Paraná y las lagunas internas algunas asociaciones ambientalistas salieron a alertar sobre el peligro de meterle más presión al sistema a través de la pesca, actividad que quedó exceptuada de la cuarentena obligatoria por el coronavirus.
Así lo expresaron, por ejemplo, desde El Paraná No Se Toca: “ponemos la atención sobre el complicadísimo tema de la pesca, actividad tradicional en los ambientes costeros del Paraná que ha pasado de ser un oficio artesanal transmitido entre generaciones a ser una actividad industrial extractivista casi sin límites ni controles”.
“Transcurridos muchos meses de una bajante del río excepcional cuyo pronóstico para los próximos días es agravarse, ponemos el alerta sobre el exterminio a que está siendo sometida la fauna ictícola de nuestra zona, más específicamente en los cauces principales dada la escasez de agua en las lagunas interiores lo cual afecta significativamente los ciclos reproductivos” expresaron.
Sin embargo, existen otros análisis en relación a este tema. Para Lisandro Arelovich (antropólogo y coordinador del área de soberanía alimentaria del Taller Ecologista), la cuarentena generó una importante reducción de compra de pescado de río simplemente por falta de circulación de gente.
“Creo que hay una tendencia en la historia reciente en alarmarse sobre el riesgo por sobre pesca que está sobredimensionada por parte de algunas organizaciones de la sociedad civil y los periodistas. Los problemas en el ecosistema del Humedal suelen ser muchos, pero la sobrepesca no es uno de los principales hoy” explicó el especialista.
Quemas: sin fuego a la vista
Tras el pico de quemas de principios de marzo las lluvias primero y luego la cuarentena hicieron desaparecer los focos de fuego en la zona de Islas entre Rosario y Victoria. Desde EPNST explicaron en relación a esto que “han advertido y lo seguirán haciendo que esta amenaza continúa totalmente vigente ya que siguen dadas las condiciones que la originaron, que van a ser aún más favorables en los próximos meses”.
“Lluvias escasas, el río en niveles muy bajos y la llegada de la época del año durante la cual mucha vegetación se seca” son algunos de los factores que encienden las alertas para lo que se viene. “Ni antes hubo y mucho menos ahora existe un argumento productivo que justifique quema alguna de pastizal en beneficio económico de gente sin escrúpulos ni responsabilidad social” señalaron los ambientalistas.
Terraplenes y maquinaria, a la orden del día
Algo que sigue su indignante curso aún es cuarentena es el trabajo con maquinaria pesada en zonas naturales protegidas como las islas que rodean la ruta entre Rosario y Victoria. En relación a los trabajos que se están haciendo desde hace semanas a la altura del km 43 de la traza, los integrantes de EPNST y Guardianes de Victoria siguen denunciando “movimientos de suelo ilegales en pleno Humedal”.
“Las famosas obras de terraplenamiento a la altura del km 43 de la traza vial Rosario Victoria ya son un clásico del hecho consumado y están agregando a su repertorio de barbaridades el arado de las superficies terraplenadas a estas horas” denunciaron los ambientalistas.