Por: Jorgelina Hiba
Fotos: Pablo Cantador
Durante los últimos días el paisaje del Humedal que se extiende entre Santa Fe y Entre Ríos comenzó a cambiar, para peor: aficionados a la naturaleza y ciudadanos atentos al paisaje comenzaron a alertar sobre la presencia de las clásicas columnas de humo que significan una sola cosa: comenzó la temporada de quemas de pastizal en la zona de islas, una costumbre antigua que se fue de control cuando esas tierras comenzaron a poblarse de ganado con escala industrial y no ya comunitaria.
Y si bien la situación no es comparable con la del Amazonas por la escala de los incendios, el fondo del problema es el mismo: la destrucción de una zona natural protegida por ley por presión de la frontera agroindustrial. Las quemas, que están autorizada por ley sólo con autorización previa y si se garantiza su control posterior (algo que en la práctica no ocurre casi nunca), encuentran este año un escenario favorable por la notable bajante del río Paraná y la sequía que enfrenta la zona, donde hace casi un mes y medio que no cae una sola gota de lluvia.
El control del territorio isleño que se extiende frente a Rosario corresponde a la municipalidad de Victoria, que año tras año demuestra la falta de recursos materiales (debe controlar casi 300 mil hectáreas de Islas) y de voluntad política para intentar al menos mitigar un problema que genera al menos tres graves problemas en simultáneo: destruye un área natural protegida perjudicando a la flora y la fauna del lugar, empeora las condiciones de tránsito de la ruta a Victoria y genera malestar y problemas de salud en buena parte de los rosarinos por el humo que, según sople el viento, afecta a la ciudad.
Guerra legal
El año pasado, con una postal geográfica de bajante muy parecida a la actual, la provincia de Santa Fe y la de Entre Ríos mantuvieron una guerra de baja intensidad por la responsabilidad de las quemas y la sanción a los productores que las realizaron sin autorización, que fueron la enorme mayoría. En ese marco la Secretaría de Ambiente de Entre Ríos labró una docena de multas a propietarios de campos que realizaron quemas ilegales en el Humedal y la Municipalidad de Rosario presentó denuncias judiciales en el mismo sentido.
Práctica vieja, escala nueva
La quema de pastizales para la regeneración de las pasturas es una práctica muy antigua que se volvió descontrolada en la región después de la apertura de la conexión vial a Victoria en 2003, que facilitó el acceso a esas tierras bajas a productores ganaderos que, a su vez desertaron de sus prácticas productivas en el “continente” con el corrimiento de la frontera agropecuaria y el boom sojero.