Perspectiva ambiental: el presupuesto en déficit

Por: Maximiliano Palazzi (especialista en gestión ambiental Unsam)

El gobierno está trabajando contrarreloj para lograr los acuerdos que le permitan iniciar el debate del Presupuesto Nacional 2021 en la Cámara de Diputados antes de fin de mes. La llamada “ley de leyes” es la síntesis en números de las políticas y objetivos planteados en un plan de gobierno. Propuesto por el Poder Ejecutivo y aprobado por el Legislativo, el debate sobre presupuesto refleja la puja de poder entre los distintos actores políticos en el presente, pero también expresa una visión a futuro sobre cuáles son las prioridades de la política en general.

Al presentarlo Martin Guzmán, Ministro de Economía, afirmó que la prioridad para este año es “darle más racionalidad al gasto, gastar para lo que más importa”. Partiendo de la base de que los recursos del Estado son finitos, el gobierno se propone direccionar recursos de lo que considera menos importante a lo fundamental en su agenda.

En ese sentido, la gran novedad de este año es la incorporación de la perspectiva feminista. Por iniciativa de Mercedes D’Alessandro, Directora Nacional de Economía, Igualdad y Género, el presupuesto cuenta con partidas y programas específicos para cerrar la brecha de género, problemática que cobró un papel central en la opinión pública y que por primera vez encontró su correlato en el presupuesto nacional.

El ambientalismo debe seguir los pasos del feminismo y capitalizar los incendios, sequías y deforestación que azotan a nuestro país para formar un movimiento que obligue al Estado a tomar acción tanto a nivel de gestión como presupuestario. Hoy, la falta de liderazgo real en materia climática es evidente y su presupuesto lo confirma.

Presupuesto ministerial

Los cambios de jerarquía que recibió la cartera ambiental dentro del organigrama del estado fueron objeto de debate, pero al fin de cuentas lo más importante a la hora de priorizar políticamente a una agenda no es el rango institucional sino la partida presupuestaria. Para 2021 el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MAyDS) cuenta con un presupuesto de 9.600 millones de pesos.

Cifras tan altas escapan a la comprensión de los que no somos especialistas, pero poniéndolo en perspectiva es cerca del 0,11% del presupuesto total destinado a la Administración Pública Nacional. De los 21 ministerios que tiene el actual organigrama, Ambiente está en el puesto número 19 en términos de financiación, solo recibe más recursos que el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad (MMGyD) creado el año pasado, y el Ministerio de Cultura.  Cuenta con un presupuesto un poco menor pero muy similar al del Ministerio de Turismo y Deporte, que por efecto de la pandemia tiene sus principales actividades restringidas y un futuro incierto a corto plazo.

Inflación

El presupuesto tiene que adaptarse a lo que el gobierno considera prioritario, pero también a los cambios en la realidad económica. En ese sentido, el presupuesto del MAyDS incrementa sus partidas en un 41,9% en relación a 2020, prácticamente equiparando la variación interanual reportada en agosto (40,7%) por INDEC. De los 21 ministerios se encuentra en el número 7 en incremento porcentual (detrás del MMGyD, Ciencia, Educación, Desarrollo Territorial, Obras Públicas y Transporte) y supera el promedio de incremento (17,6%) para todas las jurisdicciones de la Administración Pública Nacional. Es decir, recupera en términos reales la inversión del presente año, pero no revierte su significativo atraso

Organismos descentralizados

Cuando los incendios en el país estaban en su peor momento, la legisladora cordobesa Brenda Austin denunció que el presupuesto propuesto para 2021 recorta a la mitad los fondos destinados al Sistema Nacional de Manejo de Fuego (organismo dependiente del Ministerio de Seguridad), institución fundamental para la adaptación a los efectos del cambio climático.

Pero este no es el único organismo relacionado a la agenda ambiental que sufre un fuerte recorte este año: la Administración de Parques Nacionales -organismo dependiente del MAyDS- y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) -dependiente del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca- tienen presupuestado un incremento del 8,6% y 8,5% respectivamente. Es decir, los incrementos se encuentran por debajo del aumento promedio para todos los organismos descentralizados (12,1%) y al menos 30 puntos por debajo de la inflación de este año.

Finalidad y función

Como se mencionó anteriormente, existen organismos y tareas que pueden estar en la órbita de una jurisdicción pero estar estrechamente vinculados con los propósitos de otra, en consecuencia, el presupuesto 2021 también detalla la composición del gasto por finalidad-función. La categoría “Ecología y Medio Ambiente” corresponde al 0,28% del gasto total, menos de lo que se invierte en “Comunicaciones” y en “Comercio, Turismo y Otros Servicios”. Para ponerlo en perspectiva con otros “Servicios Económicos” -como los denomina el presupuesto- con los que Ambiente podría entrar en tensión, por cada $1 que se invierte en “Ecología y Medio Ambiente”, se invierten otros $29 en “Energía, Combustibles y Minería”.

Legislación ambiental

En materia legislativa en el último mes se discutió la aprobación de la postergada Ley de Humedales, la modificación de la Ley de Manejo del Fuego e incluso la Ley de Educación Ambiental. No obstante, el presupuesto 2021 determina una financiación completamente inadecuada para la Ley de Bosques. El Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de los Bosques Nativos por ley debe contemplar una partida presupuestaria que no podrá ser inferior al 0,3% del presupuesto nacional, sin embargo, la partida considerada es del 0,014% del total. Según el análisis de Fundación Vida Silvestre Argentina, desde su implementación en 2009 la Ley de Bosques ha recibido menos del 10% del presupuesto que le correspondería.

Presupuesto ambiental mínimo y progresivo

Las partidas destinadas a todo el Ministerio de Ambiente (0,11%) o las segmentadas en concepto de “Ecología y Medio Ambiente” (0,28%) son menores a las que le corresponden solo a la Ley de Bosques (0,3%). Después de la ola de incendios que afectaron a 14 provincias y a casi medio millón de hectáreas, y los cada vez más visibles efectos de la crisis climática es indispensable que el presupuesto nacional cuente con una perspectiva ambiental.

Los fondos por sí solos no solucionan las emergencias, pero sin ellos es imposible afrontarlas. Es hora de que el movimiento ambientalista pierda el tabú de hablar de plata y se meta de lleno en el debate legislativo del presupuesto como mínimo para exigir los fondos necesarios para la Ley de Bosques y el funcionamiento del ministerio, pero con el horizonte puesto en lograr un Presupuesto Ambiental Mínimo y Progresivo que esté a la altura de los desafíos que nos plantea este siglo. El ambientalismo debe seguir el camino del movimiento feminista y convertirse en un pedido impostergable de gran parte de la sociedad. Solo así, instalándose en la agenda pública, emergerán en la primera plana del gobierno dirigentes políticos que estén dispuestos a darle batalla a la cada vez más urgente crisis climática.