Por: Jorgelina Hiba
La crisis ecológica que atraviesa el planeta, advertida por innumerables trabajos científicos y que se expresa sobre todo en el calentamiento global, interpela al andamiaje ideológico y productivo de las sociedades humanas capitalistas. Aunque todavía muchos actores institucionales penan para entender la urgencia de esta agenda, otros abrieron mente y oído a las nuevas demandas que explotan en esta primera parte del siglo XXI.
En este grupo aparece La Bancaria de Rosario, que a lo largo de 2019 decidió involucrarse de lleno en el análisis y la reflexión a favor de una acción sindical acorde a los nuevos tiempos en los cuales las reivindicaciones por un ambiente sano van de la mano con los reclamos por los derechos de los trabajadores.
“Los sindicatos no podemos permanecer ajenos a la necesidad de modificar drásticamente la percepción y la relación de los seres humanos entre si y con la naturaleza. Un sindicalismo que contribuya a perpetuar el modelo de producción se convierte en parte del problema” argumentaron desde la dirección de ese gremio, que este año encaró una serie de actividades con sensibilidad ambiental que incluyeron la participación en las marchas por el clima, en la marcha “de los barbijos” y un muy completo taller de capacitación sobre sindicalismo y ecología que incluyó temas como gestión de residuos, el agronegocio y la transición energética.
De esta manera La Bancaria se sumó a una interesante movida pro ambiente de algunos gremios de la zona entre los cuáles se destacan Amsafé Rosario (que también este año creó una secretaría especializada en el tema) y Aceiteros Rosario, que desde hace un tiempo viene denunciando los efectos sobre la salud de los trabajadores de ese sector del modelo agroindustrial argentino.
Nuevo tiempos, nuevas ideas
Cada vez más voces alertan sobre los límites socioambientales del actual modelo de producción. En la visión clásica del sindicalismo, la defensa del ambiente era vista más como un freno a la expansión económica que como una necesidad creciente. La idea del progreso sólo aparecía asociada a más y más recursos económicos, muchas veces generados a partir de la explotación de la naturaleza.
La crisis climática pone negro sobre blanco otras verdades, tan sensatas como poco atendidas hasta ahora: el planeta es finito y el crecimiento no siempre significa bienestar. “Queda cada vez más claro que la destrucción del empleo es consecuencia de la voraz economía capitalista que también arrasa con la naturaleza”, explica el primer documento sobre sindicalismo y ecología generado por La Bancaria de Rosario.
“Quizá ha llegado el momento de enriquecer la negociación colectiva pensando en un nuevo tipo de tabla reivindicativa que ponga en el centro la vida con mayúsculas, y no sólo lo económico” dicen desde ese gremio.
Propuestas superadoras
Desde la entidad gremial elaboraron una serie de propuestas para poder trabajar los vínculos entre ambientalismo y sindicalismo. La primera tiene que ver con el reparto del empleo “con disminución de la jornada laboral sin que ello signifique precarización”.
También buscan avanzar con la puesta en funcionamiento de comités de salud, seguridad y ecología en las empresas fomentando “una verdadera” responsabilidad social empresaria acompañada de una responsabilidad social sindical.
A eso se suma la necesidad de problematizar sobre la sociedad de consumo y los conceptos de abundancia y riqueza: “la sustentabilidad ecológica es incompatible con niveles siempre crecientes de producción de bienes materiales”, explicaron.
Finalmente, se mostraron a favor de facilitar una transición energética para enfrentar el agotamiento de los combustibles fósiles.