Por: Jorgelina Hiba
¿Qué piensan los candidatos a intendente de Rosario del cuidado del ambiente? ¿Cuál es su agenda verde de temas y propuestas? Dos Ambientes los entrevistó para conocer sus visiones y programas. La cuarta nota de la serie es a Juan Monteverde, candidato por Ciudad Futura.
1- Basura: a pesar de diversos programas cada año Rosario genera más residuos. ¿Cómo piensa abordar ese problema?
En Rosario el problema de los residuos y de higiene urbana tiene rasgos particulares y no es el mismo en toda la ciudad. Por un lado podemos identificar con facilidad una política “higienista” en el centro y macrocentro de la ciudad con un plan de contenerización implementado. El problema más urgente es allí cómo logramos reducir la producción de residuos generando estrategias de separación y convenios con grandes generadores. Por otro lado, en otros sectores de la ciudad, la urgencia está determinada por problemáticas propias del siglo XV como en barrio Saladillo, donde un vecino falleció a causa de Hantavirus por convivir con basurales crónicos y roedores. Esta desigualdad, fragmentación y discontinuidad es propia del modelo de ciudad que se consolida en Rosario y que nosotros queremos que cambiar por un modelo de ciudad más equilibrado.
En relación a la creciente generación de residuos en Rosario, los compromisos de la ordenanza de Basura Cero no sólo están incumplidos (hoy Rosario entierra aproximadamente unas 850 toneladas diarias, más basura que en años anteriores), sino que muchas de las medidas que tenían que ejecutarse no se implementaron. En particular, las medidas que incluían a los recuperadores urbanos en el proceso de separación, recolección y reciclado, que para nosotros hoy es fundamental. ¿Por qué? Porque si la ciudad hoy no entierra un volumen aún mayor de residuos, es porque estos trabajadores informales realizan una labor tan valiosa como poco reconocida y visibilizada. Entonces, un buen puntapié para abordar esta problemática es replicar la experiencia que, con mucho éxito, se desarrolla en CABA desde hace años: incorporar a las cooperativas de recicladores urbanos en el diseño del sistema de recolección de residuos, apostando a la separación en origen, recolección, reciclado y su posterior comercialización; generando, al mismo tiempo, más inclusión y mejores condiciones de trabajo.
Esto, desde ya, da cuenta de un salto en escala: hay que tener la suficiente voluntad política para que esta perspectiva sea parte constitutiva del diseño del sistema de recolección de residuos y no quede en testimonios aislados o experiencias aisladas. Si en la ciudad vamos a separar en origen, a recuperar y reciclar los residuos y a contar con los recuperadores urbanos en esto, hagamos de eso una política pública, no una anécdota. De hecho, los recuperadores de la ciudad presentaron un proyecto en el Concejo para crear un sistema público de recolección de residuos reciclables, que además de presentar todos los beneficios en términos ambientales que conlleva la propuesta, nos significaría un ahorro económico importante como Municipio al disminuir la cantidad de residuos que se envían a disposición final.
Desde Ciudad Futura venimos desarrollando una experiencia similar en pequeña escala en barrio Casiano Casas, donde vecinos y vecinas cansadas de esperar los contenedores y de convivir con basurales se organizaron y en 10 cuadras del barrio están realizando la recolección diferenciada de vidrios, plásticos y cartones con una muy buena respuesta de las familias de la zona y comercializando lo que se recupera. Estas cosas son posibles, reales, y funcionan. Insistimos, se trata de tener la decisión de hacerlo y proyectarlo a escala ciudad, porque funciona. Funciona informalmente porque los recuperadores urbanos existen, y en otras ciudades funciona mucho mejor formalmente como política pública.
2- Movilidad urbana: autos, colectivos, peatones y bicicletas “pelean” por el espacio urbano cada día. ¿Qué línea de trabajo piensa priorizar en esta cuestión?
No en todos lados los autos, colectivos, peatones y bicicletas se pelean por el espacio urbano. Eso sucede, fundamentalmente, en el centro de la ciudad. Y precisamente ahí volvemos a encontrarnos con el punto en el cual reside el problema: el modelo de ciudad que tenemos concentra prácticamente todo en el centro, lo cual, resulta inviable. Por el contrario, en los barrios de la periferia muchas líneas de colectivo o los taxis no entran y es complejo transitar en bici o caminando a determinada hora. Entonces en la medida en que no cambiemos el modelo de ciudad y generemos nuevas centralidades, no se va a poder resolver el problema de la movilidad. Hay que generar nuevas centralidades urbanas, para que las cosas que pasan en el centro, pasen también en otros lados, es decir: para que la vida comercial, los bancos, los servicios y la seguridad, sucedan también en otras partes de la ciudad, y de ese modo, las formas de circular y habitar la ciudad sean distintas.
Venimos insistiendo fuertemente en esto, en que un modelo de ciudad multicéntrica nos permite planificar el desarrollo de la ciudad de otra manera más justa, más equilibrada, más diversa, más equitativa. Para llevar adelante otro modelo de ciudad, es necesario un Plan de Desarrollo y nosotros venimos desde hace tiempo trabajando nuestras propuestas en función de tres grandes ejes para el desarrollo de Rosario:
– recuperar el cinturón verde de Rosario, poner a producir las 800 hectáreas del sudoeste y crear un Polo Agroindustrial como política de alimentos y producción
– urbanizar las 500 hectáreas de Nuevo Alberdi Oeste como Política de Vivienda y desarrollo sustentable urbano rural respetando las zonas inundables
– desarrollar el tren de cercanía en el Corredor Oeste como política de conectividad que permita integrar Roldan, Funes, Fisherton y el Cruce Alberdi. De este modo podemos pensar de otro manera los ingresos de pasajeros desde el área metropolitana, y también apostar a otro tipo de movilidad que es más sustentable. Recuperar los trenes de cercanía hoy se erige como una necesidad para consolidar un sistema de transporte multimodal que integre armónicamente los colectivos, las bicis y los trenes de cercanía.
Complementario con esto, es evidente que hay que desalentar el uso del automóvil particular, y ésto sólo se logra teniendo un transporte público accesible y de calidad. Por otro lado, impulsamos la creación de un Parking Público de bicicletas en el centro de la ciudad para alentar verdaderamente su uso, y que los usuarios tengan un lugar seguro para guardar sus bicis, con infraestructura para el aseo personal y para guardar sus pertenencias. Una gran cochera de bicis, con vestuarios equipados, como se hace en otras ciudades del mundo.
3- Espacios verdes: ¿De qué forma entiende el espacio verde público? ¿Cómo piensa potenciarlo?
El espacio público es para Ciudad Futura el escenario donde suceden los encuentros de la gente entre sí, con la ciudad y donde se forjan los intereses comunes. Rosario tiene espacios verdes públicos que son de “alta gama”, mientras que otros espacios públicos parecen baldíos. Para equilibrar la ciudad creemos que es necesario que haya equipamiento público de calidad distribuidos en toda la ciudad y para eso presentamos un proyecto que se llama Equipar Territorios, para que los mismos vecinos y vecinas organizados de la ciudad, puedan presentar al estado municipal proyectos de intervenciones en el espacio público para revitalizarlo, generando convenios de gestión social en el cual el municipio pone los materiales y las máquinas; y la gente, la mano de obra.
Pero los espacios verdes públicos de la ciudad no son solamente los parques, plazas y plazoletas, no sólo son para el uso recreativo. En Rosario hay otros espacios verdes, como las 800 hectáreas no urbanizables del Sudoeste y las 500 hectáreas de Nuevo Alberdi Oeste, que son espacios que no tienen uso residencial, que están sujetos a la especulación inmobiliaria, al avance del uso industrial del suelo o del monocultivo de soja; y que si el estado no genera medidas de protección de esos suelos y esos usos, el mercado los consume y avanza sobre ellos a su manera. Esto implica volver a discutir qué modelo de ciudad queremos para Rosario y quién toma las decisiones estratégicas. Es decir, si queremos un modelo de ciudad asociado al consumo, la especulación inmobiliaria o a la contaminación, o queremos una ciudad productiva, que en en sus bordes produce alimentos sanos, que industrializa esas producciones y cuida el medioambiente en el Cinturón Verde.
Como decíamos anteriormente, tenemos un Plan de Desarrollo para Rosario, en el cual las 800 hectáreas de tierras frutihortícolas de la zona sudoeste tienen un rol estratégico para que en esos espacios verdes se pueden producir alimentos sanos, de calidad y baratos para el consumo local. Podemos hacer de Rosario el motor de una economía verde sin precedentes en nuestro país, con un plan de desarrollo que sea sostenible y proteja el medioambiente, a la vez que genera importantes beneficios económicos e inclusión social. Para eso hay que implementar políticas locales de desarrollo productivo y que permitan también frenar la especulación de los usos industriales sobre esos suelos y el avance del monocultivo en esa zona.
4- Zona de islas: Quemas de pastizales, fiestas, tráfico fluvial, biodiversidad. Las islas plantean un desafío doble por el tema jurisdiccional y su estatus (teóricamente) protegido. ¿Cómo evalúa actuar al respecto?
Si bien las islas no pertenecen jurisdiccionalmente a la ciudad de Rosario, tenemos que pensarlas como parte de la ciudad y por ende pensar en políticas activas para esas zonas, que van desde las medidas de promoción y encuentro con ese espacio de manera más cuidada, así como también generar las medidas de protección que son necesarias. Las islas fueron declaradas áreas naturales protegidas por el Municipio de Victoria, quien tiene hoy la potestad de regular los usos de los suelos; pero incluso por normativa internacional, constituyen un bien común, un patrimonio de todos y todas, y por lo tanto, su cuidado y protección nos involucra a todos y todas.
Creemos que mientras a nivel nacional aún se espera la Ley de Humedales, es necesario ensayar una política real de acuerdos intermunicipales entre Victoria y Rosario, para la promoción y protección del paisaje y los bienes comunes. Para eso hay que generar presencia territorial activa, como sucede en los sistemas de guardaparques, que generan sistemas de control in situ sobre lo que se puede y no hacer en el espacio protegido. El tema es que para saber qué se puede y no hacer, es necesario generar reglas y legislaciones mucho más claras y específicas. Actualmente los usos permitidos tienen que ver con la actividad agrícola y ganadera, pero en las islas hay actividad residencial, deportiva, recreativa, inmobiliaria, turistica, comercial, etc, que no tiene regulación específica, y que por lo tanto, no tiene regulación alguna, de manera tal que alguien puede aprovecharse y sentirse “autorizado” a generar canales ilegales, como también otros generan loteos irregulares, ponen carteles publicitarios, etc.
En resumen, hay una relación entre el río, las islas y la ciudad que es necesario estimular y potenciar, para que la mayor cantidad de rosarinos y rosarinas puedan disfrutar de esos bienes comunes de manera cuidada. Para eso es necesario presencia territorial, control real y también ensayar nuevas formas de generar regulaciones intermunicipales entre Rosario y Victoria.
5- Cambio climático: la ciudad padece tormentas cada vez más severas. ¿Qué acciones políticas de adaptación o mitigación evalúa concretar para mitigar el impacto del cambio climático a nivel local?
Nosotros conocimos de primera mano los efectos más dramáticos de las inundaciones en la ciudad, cuando en el 2007, el agua les llevó todo a los vecinos y vecinas de Nuevo Alberdi y tuvimos que organizar centros de evacuados y luchar para que esto no vuelva a suceder. Por eso, sabemos que el principal problema a prevenir es el desborde de los arroyos y la protección de las superficies de escurrimiento con las que hoy cuenta la ciudad. Con el desarrollo del monocultivo en espacios verdes de Rosario y de las escurrimiento se redujo cada vez más, lo que produce riesgos de inundaciones en lugares que antes no sucedía. Es por ello que debemos desarrollar modelos productivos y de urbanización que respetan los límites naturales de la ciudad, porque de otro no va a haber obra pública ni aliviador que alcance para evitar inundaciones.
Aproximadamente un 13 por ciento de la superficie total de la ciudad es inundable, y eso se corresponde con los bordes de los arroyos Ludueña y Saladillo. Esos son los límites naturales que tiene Rosario. Para poder preservarlos como superficie de escurrimiento – y que no sigan avanzando sobre esos suelos urbanizaciones que no están de permitidas – es que presentamos el proyecto de Control Público de Reservorios Naturales. Para que la ciudad tenga siempre esa superficie de escurrimiento como reserva, como filtro para prevenir el desborde de los arroyos y para que los riesgos de inundación se reduzcan. El proyecto declara de interés social sujeto a expropiación las tierras señaladas para constituir un cordón verde de seguridad, fijando nuevos usos y modos de gestión del suelo, para que el Estado tenga el control real y efectivo. En esas zonas se propondrán distintos usos que sean compatibles con su primera y excluyente función que es absorber el agua. Se desarrollarán parques, espacios productivos, deportivos y de esparcimiento, bajo distintas formas de gestión.
Cuando los problemas son estructurales, las soluciones también deben serlo. Sólo tenemos que animarnos a cambiar el modelo de ciudad y pensar su desarrollo de manera tal que podamos construir un futuro diferente.