“En Argentina las políticas ambientales tienen mucho diagnóstico pero poca implementación”

Por: Jorgelina Hiba

El informe sobre pérdida de biodiversidad difundido esta semana desde Naciones Unidas tiene un impacto particular en Argentina, un país muy afectado por la deforestación que implica la expansión sin freno de la frontera agropecuaria. Así lo estimó Manuel Jaramillo, el director de la Fundación Vida Silvestre

“Argentina, al igual que los países de la región, ha venido perdiendo una gran cantidad de ambientes naturales en los últimos 30 años, con una aceleración marcada en los últimos 15” dijo el experto, quien relacionó eso con el perfil agrícola-ganadero del país. Un problema doble, ya que no sólo se avanza sobre la naturaleza si no que luego no se cuida esa tierra “domesticada”, lo que a su vez lleva a seguir ampliando la frontera agrícola hacia tierras menos aptas para los cultivos.

Este avance, según Jaramillo, se aceleró desde el cambio de siglo por la adopción de nuevas tecnologías genéticas y químicas que hace que las semillas sean cada vez más resistentes a climas o terrenos hostiles: “hemos perdido unas 200 mil hectáreas de bosques en los últimos 10 años y si bien la tasa de deforestación ha ido disminuyendo un poco, sigue siendo alta”.

La relación entre deforestación y pérdida de biodiversidad es directa ya que significa la pérdida de hábitat para las especies animales. “Sin su hábitat natural las especies están complicadas y eso ha llevado a que hay una gran variedad amenazadas o en peligro de extincion”.

Casos emblemáticos

A nivel local un caso “de manual” es el del venado de las pampas, un ciervo nativo del cual hoy sólo quedan unos 2.000 individuos divididos en 4 subpoblaciones aisladas. Otro caso es el del yaguareté, un animal que antes vivía incluso en los límites del Río Negro y que hoy está limitado a unos 90 animales en la selva misionera, unos 20 en la región chaqueña y unos 200 en las yungas.

Mucha teoría, poca práctica

Jaramillo destacó que si bien hay un plan para frenar la extinción se trata de un programa “que es interesante en la teoría pero tiene poca práctica”. “Hay mucha receta y diagnóstico pero poca implementación. La situación es crítica pero nos está costando darnos cuenta parece”.

La transformación del uso del suelo y el mal uso de los recursos naturales son las causas principales de la pérdida de biodiversidad en Argentina. Para el experto la región más afectada es la región chaqueña, que padece altísimas tasas de deforestación en tierras que no son naturalmente muy buenas y que por eso soportan mal la erosión y los cambios en el clima.

“Por el mal manejo del suelo y la erosión hídrica estas tierras  pueden perder su capacidad productiva muy rápido”, dijo, para agregar que este desarrollo no ha servido para mejorar la situación social de esos territorios, que siguen estando muy afectados por la pobreza y la desigualdad.

La política, ausente

A pesar de la abrumadora evidencia científica sobre el impacto humano en la pérdida de biodiversidad, todavía los temas ambientales parecen superfluos o poco importantes para la mayoría de la dirigencia política argentina. “Quizá en algunos sectores puede aparecer en los discursos y un poco en la planificación, pero muy poco en la implementación” dijo Jaramillo, para quien “el contexto político no ayuda porque seguimos pensando que lo ambiental es menos importante que lo otro”. “Aunque lo ambiental en Argentina es la base para lo económico y lo social, los candidatos no lo tienen en la agenda”.

Una constatación cierta a pesar de que, por ejemplo, esta administración nacional tuvo que lidiar con dos eventos climáticos fortísimos: inundaciones que dejaron millones de hectáreas bajo el agua en 2017, y una sequía que generó pérdidas en miles de millones de dólares en 2018.