La ciencia debe ser un universo posible para las mujeres

Por: Julia Retamal

La dificultad que tienen las mujeres para desarrollarse profesionalmente en diferentes ámbitos no es ajena a la ciencia y la comunicación. A la formación académica y a la formación complementaria muchas veces deben sumarle una cuota de ingenio, riesgo, originalidad y trabajo arduo. Como dice la antropóloga Soledad Cutuli: “no hay doctorado que te salve del patriarcado”. Este fue el marco de la charla ‘Las mujeres explican ciencia’, una de las actividades de la Feria Internacional del Libro en Rosario de la que participaron Valeria Edelsztein, Agostina Mileo, Nadia Luna y Valeria Román con gran concurrencia de público.

Uno de los ejes de la actividad giró en torno a cómo fueron los comienzos de estas tres mujeres en la ciencia y si tuvieron dificultades por ser mujeres. Todas coincidieron en sentir la necesidad de trabajar en la divulgación científica y de hacer de la ciencia un universo posible para las mujeres. La doctora en Ciencias Químicas, Valeria Edelsztein lo explicó así: “la comunicación de la ciencia es clave porque no se puede valorar y querer algo que no se conoce. Quiero compartir este amor que me genera ir descubriendo de a poquito algunos esquemas que tiene el mundo”, y la comunicadora Nadia Luna agregó: “Es muy importante comunicar ciencia porque nadie va a defender lo que no conoce”.

La periodista Valeria Román respondió mediante una anécdota sobre una de sus últimas materias, que le costó mucho: “Seminario de periodismo científico. El último día de clases en 1994, el profesor, muy reconocido periodista científico, nos sentó a las 4 mujeres y nos dijo ‘Aprobaron, pero ustedes como periodistas no van a servir’. En su momento dejé pasar la frase, pero con el tiempo me di cuenta que con mi trabajo estaba demostrando que podía hacer periodismo”.

Techo de cristal

La siguiente pregunta fue sobre la perspectiva de género en la ciencia y el ‘techo de cristal’ de las mujeres en los lugares de poder. Ante ello, la científica ambiental Agostina Mileo comentó sobre cómo las científicas feministas no solo piden justicia social, sino también mejor calidad científica y dijo: “Mis colegas entienden el reclamo por el lado de la justicia social pero no por el lado de la crítica al ejercicio de la ciencia. No les entra una bala. Les estoy diciendo que está mal hecha su muestra experimental. Que no tenés hembras en tu ensayo clínico. Te estoy diciendo que sacaste promedios de efectos secundarios sin discriminar por sexo. Eso parecería que no existe”.

En la conversación también se planteó que uno de los mayores desafíos de hacer ciencia en el siglo XXI es la necesidad del trabajo interdisciplinario dentro de los estudios de género.
A continuación Luna mencionó también la existencia de las ‘paredes de cristal’ que no son otra cosa que la discriminación de género por disciplina. “Tenemos a las ingenieras, a las físicas, a las matemáticas, a las informáticas que no sufren la misma discriminación que el resto de las científicas, sino que es mayor aún”, concluyó.

Para terminar el segundo eje, Edelsztein propuso, a partir de datos de la Unesco, una interacción con el público sobre el porcentaje de participación de las mujeres en ciencia y tecnología según diferentes regiones. Aunque la mayoría de los presentes creyó que la participación era mayor en Europa y Estados Unidos, los datos oficiales revelaron que en América Latina, y especialmente en Argentina, el porcentaje de mujeres es el doble que en los países del primer mundo.

Antes de pasar a otro tema, la científica planteó la siguiente pregunta: “¿Por qué si somos más de la mitad de mujeres trabajando en ciencia y tecnología, este número no se nos pasa por la mente?”.

Comunicación científica

Para finalizar la charla, la moderadora -la periodista Virginia Giacosa- les pidió que compartan sus deseos para la comunicación científica. A Valeria Román le gustaría que el periodismo científico tenga más lugar en los grandes medios. Nadia Luna compartió este deseo y agregó que desearía que la ciencia llegue a los barrios para que no quede solo en los ámbitos académicos. Agostina Mileo anheló que la ciencia instale una manera de pensar los posicionamientos en términos argumentales. Valeria Edelsztein deseó que se puedan contextualizar los descubrimientos científicos para entender que las ideas son hijas de la época. El deseo colectivo se centró en lograr que la ciencia tenga más lugar en la vida cotidiana de la sociedad y que las mujeres tengan un mejor y mayor lugar también en la ciencia.

La Barbie Científica

Agostina Mileo es licenciada en Ciencias Ambientales, magíster en Comunicación Científica, Médica y Ambiental y doctora en Historia y Epistemología de la Ciencia. Fue una de las pioneras en utilizar las redes sociales como medio de divulgación de la ciencia. Su personaje, la Barbie Científica, fue creado como un recurso lúdico para captar audiencias, ante la dificultad de encontrar los medios convencionales. “Para muchas mujeres y feministas, el uso de las redes comenzó porque los otros espacios estaban cerrados. No era que nunca quise trabajar en un diario o en la radio masiva, sino que me encontré con muchas trabas y subestimaciones” contó la científica.

Sus primeros pasos en las redes fueron en Facebook, donde publicaba un análisis de noticias en base a 4 preguntas: qué dice, cómo se supo, en qué avanza ese estudio y para qué sirve. A partir de ésto, sintió la necesidad de empezar el doctorado porque cree que parte de la responsabilidad de comunicar es poder definir conceptos y lo explica así: “Decir las cosas en fácil es subestimar la capacidad de entendimiento de quién está del otro lado. Creo que la comunicación pública de la ciencia tiene que ver con mostrar la complejidad del panorama”.

Mileo se define como una persona muy politizada que encontró en el feminismo las herramientas para posicionarse. “La Barbie es poner los estereotipos sobre la mesa, aceptarlos y reapropiarlos”, resaltó.