Las golondrinas ya se instalaron en Rosario y anticipan la primavera

Por: Jorgelina Hiba

Alcanza con detener el paso, alzar la cabeza y observar para empezar a detectar las múltiples señales que la naturaleza urbana de la ciudad entrega para avisarles a sus ciudadanos y paseantes que la primavera ya está en el aire. Uno de esos guiños es la presencia de las golondrinas, que cada año para finales del invierno se acomodan en diferentes puntos de Rosario en su búsqueda de cobijo y alimento.

Si bien muchas entre estas aves migratorias eligen las Islas del Humedal como hogar temporal no son pocas las golondrinas domésticas que cuando despunta septiembre buscan refugio en paredones o construcciones con huecos de la ciudad, sobre todo si están cerca de la vera del Paraná. Allí encuentran espacio para hacer sus nidos, insectos para alimentarse y agua en cantidad para prepararse para pasar el caluroso verano litoraleño.

Pablo Cantador es un referente local de la observación de aves en Rosario y la zona de islas y un amante de la increíble biodiversidad que tiene la región. Según explicó en Argentina hay 15 tipos diferentes de golondrinas, de las cuáles la que más se ve en Rosario es la más común que es la variedad doméstica, seguida de otros tipos que pueden detectarse en el Humedal como la golondrina negra, la de ceja blanca, la negra y la parda.

Las variedades doméstica y negra son migradoras “B”, la forma en la que las guías de aves clasifican a las especies que migran en invierno hacia el norte del país y en verano hacia el sur, siempre en busca de comida y lugares seguros para nidificar y tener crías.

Lo usual es que cada año las golondrinas aparezcan en los mismos lugares de la ciudad: la zona de la costanera norte (la bajada Gallo es un hermoso punto para avistarlas, sobre todo temprano a la mañana o al caer la tarde), las viejas construcciones portuarias que subsisten en la costanera central con túneles y paredones viejos que ofrezcan huecos para armar los nidos o abajo del viaducto Avellaneda, donde vías, vagones y antiguas construcciones también ofrecen un rincón apto para su instalación.

La golondrina ceja blanca es una de las especies que se puede observar en las Islas. Se alimenta de insectos mientras vuela y puede beber volando rasante al agua. Anida en huecos en los árboles.

foto: Pablo Cantador