Esta semana una bióloga brasileña recibió un premio internacional por sus investigaciones sobre el impacto de la infraestructura vial en el ambiente y la forma de reducir ese impacto a través de un diseño vial lo más sustentable posible (ver premio). En la región, la conexión vial que une las ciudades de Rosario y Victoria es escenario de atropellamiento de fauna de manera frecuente, sobre todo en épocas de crecida del río Paraná.
Grupos ambientalistas de las dos orillas han insistido sobre la necesidad de implementar de manera urgente controles de velocidad, estudiar la factibilidad de incorporar pasafaunas a la traza y concientizar a automovilistas y otro usuarios de la ruta respecto a las urgencias de conservación de un área natural protegida por ley.
La conexión vial a Victoria se encuentra en una zona de transición entre las porciones superior y media del Delta del Paraná, y corta en dos un área natural protegida de alrededor de 376 mil hectáreas de islas declarada como tal por ordenanza de la Municipalidad de Victoria y legislación ambiental de la provincia de Entre Ríos.
A pesar de la enorme riqueza de fauna y flora existente en la zona, la Defensoría del Pueblo consideró que los puentes existentes a lo largo de la traza de casi 60 kilómetros “no fueron diseñados sobre bases ecológicas a fin de permitir el desplazamiento de fauna silvestre, sino para permitir (solamente) el escurrimiento de las aguas”.