Uno de los impactos de la crisis climática es la acentuación del calor en el planeta, una tendencia que se replica con más o menos fuerza en las diferentes regiones del globo. Por ejemplo, alguien nacido en Rosario a mediados de la década de los 70 del siglo pasado convivía en verano con al menos 29 días (en promedio) por encima de los 32 grados centígrados. Al día de hoy ese promedio ya es de 30 días y se estima que para 2055, cuando esa persona llegue a los 80 años, la cantidad de días con temperaturas por encima de los 32 grados en Rosario llegue a 45 en promedio. Así se desprende de una investigación publicada por el New York Times que fue realizada por el Laboratorio del Impacto Climático , un grupo de científicos del clima, economistas y analistas de datos del Rhodium Group, la Universidad de Chicago, la Universidad de Rutgers y la Universidad de California.
En esa simulación (que puede verse en https://www.nytimes.com/interactive/2018/08/30/climate/how-much-hotter-is-your-hometown.html?smid=pl-share) se establece que mientras el área de Rosario promedió unos 29 días por encima de los 32 grados en 1974 esos valores podrían llegar a un rango de entre 56 y 69 días a finales del siglo XXI si no se detiene la tendencia al calentamiento global.
Desigualdad climática
En este punto aparece el concepto de desigualdad climática: ¿qué significa esto? Que, como en todos los otros órdenes sociales, las personas con menores recursos serán las más afectadas por ese nuevo patrón de temperaturas. El estudio detalla que está comprobado que las altas temperaturas aumentan el riesgo de enfermedad y muerte, especialmente entre las personas mayores, los bebés y las personas con afecciones médicas crónicas. “Las poblaciones de bajos ingresos, que muchas veces carecen de acceso a tecnologías adaptativas (como el aire acondicionado), también tienen más probabilidades de sufrir los impactos del calor extremo”.
Además los trabajadores al aire libre son particularmente vulnerables a los días calurosos más frecuentes, así como aquellos trabajadores de fábricas o lugares cerrados donde es menos probable que los espacios de trabajo se enfríen. A su vez, la suba de las temperaturas se notará más en las regiones húmedas que en las secas.
El calor elevado también afecta la producción de alimentos ya que afecta los rendimientos de los cultivos y la producción de lácteos, al tiempo que aumenta la demanda de electricidad. “Los días más calurosos en todo el mundo causan impactos directos y peligrosos en las personas y en los sistemas de los que dependemos”, dijo Cynthia Rosenzweig, jefa del Grupo de Impactos Climáticos en el Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA. “Los alimentos, el agua, la energía, el transporte y los ecosistemas se verán afectados tanto en las ciudades como en el país. Los efectos sobre la salud a altas temperaturas afectarán a los más vulnerables “.