Por: Jorgelina Hiba
A pesar de contar con una enorme disponibilidad de agua, América Latina padece una serie de problemas relacionados con la mala gestión de ese recurso que se explican tanto por la mala gobernanza como por las históricas desigualdades sociales que están enquistadas en la región. Mala o escasa infraestructura, acceso asimétrico a los servicios sanitarios y falta de políticas públicas claras y continuadas en el tiempo son algunas de las causas que explican las crisis hídricas que por falta o exceso suelen azotar a diferentes países de la región, ahora agravadas por la crisis climática global.
Así lo señalaron los expertos Víctor Pochat (consultor internacional en planeamiento y gestión de recursos hídricos) como Fabiola Tabora (ingeniera ambiental y secretaria ejecutiva de GWP Centroamérica), quienes expusieron sobre la problemática en el marco del ciclo de conversatorios “Diálogos Virtuales, acción climática en América Latina”.
El escenario en Centroamérica
Según explicó Tabora, todos los países de Centroamérica disponen de suficiente agua para distintos usos, aunque si se considera que las reservas de agua están lejos de las grandes concentraciones de población, ahí aparecen algunas barreras geográficas y logísticas.
“Hay debilidades en la gobernanza de los países y falta de legislación específica e instituciones con mandato al respecto. El principal problema para prevenir una posible crisis tiene que ver con eso” sintetizó la experta, quien recordó que esa región también padece los impactos de la variabilidad climática con períodos secos más largos, lo que afecta la disponibilidad de agua para el agro y para la gente. Esto, a su vez, ha provocado la aparición de movimientos ciudadanos que demandan un mejor servicio de abastecimiento de agua.
Sudamérica, entre la abundancia y la escasez
Para Víctor Pochat, la situación de los países sudamericanos es engañosa ya que a pesar de tener grandes cuencas y recursos hídricos en abundancia también hay extensas zonas semi áridas o áridas incluso en lugares habitualmente “pensados” como húmedos, como Argentina o Brasil. “La crisis puede referir a la escasez, pero también a una super abundancia”, señaló.
Para Pochar hay que “pensar desde la oferta” y esto puede incluir la posibilidad de realizar trasvases desde las cuencas de las zonas húmedas. Pero también es necesario trabajar con la demanda haciendo más eficiente el uso del agua, sobre todo para agricultura de regadío.
Planificación, una de las claves
La mayor variabilidad climática, que viene acompañada de temperaturas y lluvias más extremas, afecta la planificación de uso de los recursos, su nivel de almacenamiento y la cantidad de agua disponible. “En Centroamérica un buen porcentaje de la agricultura depende de la lluvia, no hay sistemas de riego ni infraestructura de almacenamiento, por lo que aumenta la vulnerabilidad”, dijo Fabiola Tabora, para quien “eso significa más pérdidas en granos básicos, lo que a su vez afecta a los grupos sociales más vulnerables”.
Según Víctor Pochat, las ciudades también sufren este nuevo escenario al padecer tormentas de mayor magnitud provistas de una infraestructura antigua que no llega a absorber. “Debe trabajarse sobre medidas no estructurales”, concluyó.