Por: Redacción DA
El río Paraná es un mundo en sí mismo, un gigante fluvial que funciona como corredor natural que conecta ecosistemas similares, pero no iguales, dentro de un paisaje cada vez más fragmentado por la intervención humana. La riqueza de sus servicios ecosistémicos incluye la regulación de inundaciones y sequías extremas, la depuración del agua, la retención de sedimentos, la formación de suelos y la provisión de alimentos son solo algunas de las contribuciones que dichos ecosistemas proveen a la sociedad.
Los llamados “corredores de biodiversidad” pueden ser una herramienta de gestión para mantener la conectividad entre las áreas naturales protegidas que conforman el paisaje representativo del Delta, frente a los procesos de fragmentación. Así se plantea en el documento “El corredor de biodiversidad del delta del Paraná, una mirada integradora unida por el río, sus humedales y su gente”, un trabajo hecho en el marco del programa Corredor Azul de la Fundación Humedales, junto al ministerio de Ambiente de la Nación, que fue presentado hace pocos días.
Se trata de “un marco de referencia que propone proyectar y vivir al delta como un gran corredor de biodiversidad, ubicando a las áreas protegidas como eje y elemento organizador”. Se trata, también, de una propuesta que busca equilibrar los usos del territorio para no perder sus atributos naturales: “acompañar la dinámica implica evitar las intervenciones que tienden a regular y homogeneizar el paisaje en sistemas productivos más homogéneos”.
La importancia de los humedales
El corredor de biodiversidad del delta del Paraná es una extensa área de 2,5 millones de hectáreas ubicada en las provincias de Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires. “El objetivo de poner en valor este corredor es destacar la importancia estratégica de los sistemas de humedales en la región, ya que son ecosistemas que ayudan a mantener el equilibrio de los recursos hídricos y proveen servicios ecosistémicos vitales para el bienestar humano y la conservación de la biodiversidad”, explicaron desde la Fundación Humedales.
Este corredor alberga más de 700 especies vegetales (sauce criollo, laurel blanco, timbó blanco, aliso del río y espinillo, entre otros) y 570 especies de vertebrados. Entre los mamíferos se destacan el carpincho, ciervo de los pantanos; en las aves, pava de monte, chajá y el junquero. Entre los peces, el dorado, la tararira y el sábalo.
Las áreas protegidas, aliadas clave
Las áreas protegidas constituyen una de las principales herramientas para la conservación de la biodiversidad y la preservación de los servicios ecosistémicos. “La creación de áreas protegidas constituye una herramienta efectiva para proteger zonas o sitios puntuales a lo largo de este vasto territorio. Sin embargo, si la transformación del entorno persiste, se corre el riesgo de que las áreas protegidas queden aisladas, aumentando la fragmentación del paisaje y la pérdida de conectividad entre las poblaciones de las especies que habitan la región”, dice el trabajo.
Además, los humedales son enormes aliados para enfrentar la crisis climática: “la adaptación al cambio climático tiene la posibilidad de sustentarse en los beneficios que brindan los humedales como reguladores del sistema hidrológico y su importancia en el amortiguamiento de las inundaciones. Estas políticas basadas en la naturaleza vienen acompañadas de otros beneficios, como la conservación de la biodiversidad, el fortalecimiento de las economías tradicionales y la existencia de amplias extensiones del territorio para el esparcimiento y disfrute de la población”, señala el documento.
Qué es la Fundación Humedales
La Fundación Humedales/ Wetlands International es una organización sin fines de lucro dedicada a la conservación y restauración de los humedales en todo el mundo que trabaja en el campo técnico junto a las comunidades, organizaciones de la sociedad civil, universidades, sector público y privado.
Su misión es inspirar y movilizar a la sociedad para la conservación y restauración de los humedales para la gente y la naturaleza. La Fundación forma parte de una organización internacional asociada a la Convención de Ramsar, lo que le permite asesorar a los Estados parte de la Convención para promover la conservación y el uso sustentable de los humedales.