Nota publicada en Aire de Santa Fe. Por: Jorgelina Hiba
“Tenemos que regenerar la economía de forma que sea más justa, sostenible, solidaria y respetuosa de la Tierra, nuestra casa común”. Eso escribió esta semana el Papa Francisco en su cuenta de twitter y siete años después de la publicación del Laudato Si, la encíclica verde inspirada en San Francisco de Asís, el monje italiano que en el año 1224 les escribió a los pájaros y a los árboles su “Cántico a las criaturas” y que comenzó a escribir la página de la defensa de la “casa común”. En 2022, el Laudato Si sigue planteando una agenda ambiental actual cada vez más presente en el debate social, que de a poco va permeando incluso a las dirigencias políticas y empresariales, ante la evidencia de la aceleración de la crisis ecológica a nivel global.
Trigo transgénico, cambio climático, uso de agroquímicos, pérdida de biodiversidad o cambios en el uso de la tierra son algunos de los temas que, en mayor o menor medida, se discuten casi a diario en las redes sociales, en los medios de comunicación, en las asambleas populares de los territorios bajo industrias extractivistas, en escuelas y cada vez más en foros productivos, económicos o de la salud. Son, también, algunos de los ejes conceptuales de la encíclica papal que marcó una nueva línea de doctrina en la (todavía) poderosa Iglesia Católica. “A las grandes corporaciones mineras, petroleras, forestales, inmobiliarias y de agronegocios, pido que dejen de destruir la naturaleza, dejen de contaminar, dejen de intoxicar los pueblos y los alimentos”, escribió Francisco hace un año.
La casa común
La encíclica ecológica publicada en mayo de 2015 habla de la urgencia de cuidar “la casa común” que es el planeta Tierra, denuncia los daños ecológicos que ocasiona el actual modelo de agronegocios y enumera una serie de problemas derivados de la práctica de monocultivo de la soja en la pampa agrícola en particular, y en una porción importante de Sudamérica en general, entre los cuáles aparece mencionada la deforestación, la pérdida de biodiversidad, la aplicación a gran escala de agroquímicos y la afectación de las economías regionales tradicionales.
“La expansión de la frontera de estos cultivos arrasa con el complejo entramado de los ecosistemas, disminuye la diversidad productiva y afecta el presente y el futuro de las economías regionales”, advierte el documento papal. A la hora de explicar algunos de los factores que originan el calentamiento global menciona el aumento en la práctica del cambio de usos del suelo “principalmente la deforestación para agricultura”
Clima y pobreza
“La crisis ambiental y la social son dos caras de la misma moneda. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y, simultáneamente, para cuidar la naturaleza”, puso Francisco esta semana en su cuenta de twitter. Es que uno de los ejes que sustenta el Laudato Si es la relación que establece entre la fragilidad del planeta y los pobres del mundo. “La pobreza no es un tema colateral del problema ecológico, es parte íntima del mismo”.
Por ello este nuevo clima fruto de los desarreglos humanos y de las emisiones contaminantes posteriores a la revolución industrial, es presentado como un problema global con correlatos sociales, ambientales, económicos, distribucionales y políticos. “Es el nuevo reto para la Humanidad en nuestro tiempo” afirma el texto.
Según la encíclica de Francisco “esto se ve potenciado por el patrón de desarrollo basado en los combustibles fósiles”, al tiempo que destaca que “también ha incidido el aumento en la práctica de cambio de usos del suelo, principalmente la deforestación para agricultura”.
El Laudato Si indica también que los recursos de la tierra “están siendo depredados a causa de formas inmediatistas de entender la economía y la actividad comercial y productiva”. Es así que la inequidad planetaria y la opción preferencial por los pobres ocupa una parte importante del Laudato Si. “No pretende derogar ni la propiedad privada ni el mercado, pero exige en cambio el imperativo moral del contrapeso de la justicia social y del principio de la subordinación de la propiedad privada al destino universal de los bienes”
La lupa sobre el modelo agropecuario
El documento papal dedica bastante espacio a mencionar las externalidades ambientales que plantea el modelo agroindustrial desarrollado en la zona agrícola argentina durante los últimos años, atado mayoritariamente a semillas modificadas genéticamente, uso intenso de agroquímicos y siembra directa.
Así, a la hora de explicar algunos de los factores que originan el calentamiento global menciona el aumento en la práctica del cambio de usos del suelo “principalmente la deforestación para agricultura”. El Laudato también advierte que “muchos pájaros e insectos que desaparecen a causa de los agrotóxicos creados por la tecnología son útiles a la misma agricultura”.
“El reemplazo de la flora silvestre por áreas forestadas con árboles o monocultivos puede afectar gravemente a la biodiversidad, también los humedales, que son transformados en terrenos de cultivos, pierden la enorme biodiversidad que acogían”, alerta la encíclica.
Finalmente, el Laudato recuerda que la expansión de la frontera de los monocultivos “arrasa con el complejo entramado de los ecosistemas, disminuye la diversidad productiva y afecta el presente y el futuro de las economías regionales”.